jueves, noviembre 24, 2005

Nori Kami


Los antiguos dioses griegos convertían a sus amantes en estrellas para que no desaparecieran del todo y pudieran ser recordad@s.

"Sin embargo, cuando el tiempo reanudó su marcha, la imagen de Myû se fue empequeñeciendo poco a poco, se convirtió en un punto borroso y, al fin, se fundió en la calima. La ciudad se fue alejando, las siluetas de las montañas se desdibujaron y, al fin, la isla entera desapareció como si se fundiera en el halo de luz. Aparecieron otras islas y, también ellas, de igual forma, desaparecieron. Poco después, tuve la sensación de que nada de lo que dejaba atrás había existido nunca."

Haruki Murakami. Sputnik, mi amor.

Me derrumbo sin prisa, junto y debajo y entre y sobre mis restos crece una primavera de gestos y pelos y uñas otras caricias del aire.

Hay una sonrisa al fondo de tanta amenaza de ruina. Sin notas aclaratorias persigo confundo los rastros de tu olor.

No lo encontraré aquí. Cae otra fachada, una columna se contrae hasta convertirse en un pájaro beso buscando nido.