el otro verano
una ola verde y azul, un murmullo torrencial de exagerados decibelios donde hierven voces de mujeres que han llorado, ríos llenos de peces donde hay pianos de Schubert sumergidos, las ganas de gritar el miedo de gritar, como si algo fuera a volverte loco, a llevarte de aquí, los dedos clavados en la roca ignoran el dolor o lo invocan, suben la apuesta en cada mano resistiendo más de lo necesario, alternativamente, desfalleces y te nutres de tu desfallecimiento.
1 Comments:
Tal vez estoy muerta en medio de esas melodías y las pirañas danzan con mi carne...
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