viernes, abril 21, 2006

Hasta aquí



Trenes de juguete, amores
de cartón y piedra pómez.
En todo lo hueco, en todo lo vacío
Te depositas, esperas permanecer.


Yo ya sabía
Que levantar la vista era suficiente para tocar el mar, el rincón apenas del mar
Que puede tocarse desde aquí.

He aprendido una nueva forma de amar
Que tampoco me hace feliz.

En piedras sobre las que a veces pongo flores
Y pienso en ella
Y me aguanto

Estatua de carne y de aire,
Homenaje a un demonio que nunca duerme

Laberintos que construyo con palabras
Para encerrar dentro a mi animal

Atravesado por el vuelo de la golondrina más rápida del mundo
Este rincón de polvo y sol y aburrimiento

Soy la pieza que inexplicablemente sobra del rompecabezas terminado,
Al amanecer una sombra que se disuelve.
Los ojos oscuros de regresar del paraíso,
Flexible y musculoso el corazón.

Me tengo reír, y ponerme la chaqueta,
Me tengo que marchar, y dejar que llueva
Sobre mis huellas.

Dentro de poco mi sonrisa no querrá decir nada.

jueves, abril 20, 2006

Futuros


Borges:

[...] Y luego hubo otro cuento, que se llama Las ruinas circulares, con el que me ocurrió algo que no me ha sucedido nunca. Ocurrió por única vez en la vida, y es que durante la semana que tardé en escribirlo (lo cual, en mi caso, no significa morosidad, sino rapidez) yo estaba como arrebatado por esa idea del soñador soñado. Es decir, yo cumplía mal con mis modestas funciones en una biblioteca del barrio de Almagro; yo veía a mis amigos, cené un viernes con Haydée Lange, iba al cinematógrafo, llevaba mi vida corriente y al mismo tiempo sentía que todo era falso, que lo realmente verdadero era el cuento que estaba imaginando y escribiendo, de modo que si puedo hablar de la palabra inspiración, lo hago refiriéndome a aquélla semana, porque nunca me ha sucedido algo igual con nada.

lunes, abril 10, 2006

Los caminos invisibles






Permíteme de vez en cuando
Soñarte como a mí me dé la gana.
Dividida en estaciones, en minutos o segundos,
Única, irrepetible.




Sólo una vez derribadas las palabras, entre los escombros, superadas las enfermedades de la mente que me obligan a enmudecer con su chantaje, conseguiré hablar de ti, del bien que me hace tu sonrisa. Un convencimiento fatal y luminoso: el azar y mi deseo te han elegido para habitar la parte más generosa y habitable de mi alma, también la más brutal. Mi capacidad de amar no se devuelve, una vez entregada. Va a ser imposible que te olvide cuando no estés. Te escondo todo lo que puedo la fealdad del mundo, sus ojos culpables, te deifico en secreto para ser el único que te rinde culto paradespués proclamarte y entregarte al viento. Tú, verdaderamente luminosa, única, has recordado volar. Yo estoy encantado y lo disimulo y me hago el duro para prescindir de todos los lenguajes que hasta ahora me han resultado inservibles, soy tímido como un niño pequeño e ignorante como el hombre que soy, recién abandonada la caverna. Ahora hablo magia y bailo conjuro y tengo el corazón de un león recién comido, que conserva en los dientes el sabor de la sangre, que puede desaparecer en cualquier momento convertido en un sonido, en un árbol, en un camino, en lo que quiera porque sólo cree en las leyendas. Pronto seré un fundido a blanco o un murmullo de viento.

martes, abril 04, 2006

el otro verano


una ola verde y azul, un murmullo torrencial de exagerados decibelios donde hierven voces de mujeres que han llorado, ríos llenos de peces donde hay pianos de Schubert sumergidos, las ganas de gritar el miedo de gritar, como si algo fuera a volverte loco, a llevarte de aquí, los dedos clavados en la roca ignoran el dolor o lo invocan, suben la apuesta en cada mano resistiendo más de lo necesario, alternativamente, desfalleces y te nutres de tu desfallecimiento.